jueves, 16 de octubre de 2025

INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN FAMILIA

INTELIGENCIA EMOCIONAL Y GESTIÓN DE EMOCIONES

“Calmarse juntos. Autocontrol.”

Cuando un niño o niña se altera, su sistema nervioso entra en un estado de alerta: el corazón late más rápido, la respiración se acelera y las emociones dominan el pensamiento.

En esos momentos, el cerebro infantil todavía no sabe regularse por sí solo, y necesita el apoyo de un adulto tranquilo que le acompañe.

Es esencial no gritar ni ridiculizar la emoción del menor; la calma de los padres se transmite. La calma no se impone, se contagia. Si los adultos reaccionan con serenidad, tono de voz suave y gestos seguros, están enseñando sin palabras a autorregularse.

Una estrategia sencilla y eficaz es respirar juntos: inspirar por la nariz mientras contamos hasta tres, mantener el aire un instante y soltarlo lentamente por la boca, como si sopláramos una vela.

También se pueden practicar estiramientos suaves, escuchar música tranquila o montar en casa un pequeño “rincón de la calma”, con cojines o peluches. Ese espacio puede convertirse en un refugio emocional, no como castigo, sino como un lugar para reencontrar la paz.

Es importante practicar estas técnicas en momentos tranquilos, para que el cuerpo y la mente las reconozcan cuando llegue una situación difícil. De este modo, los niños aprenden que la calma se entrena, y que siempre pueden volver a ella acompañados por sus padres o cuidadores. Más que controlar la emoción, se trata de aprender a convivir con ella, aceptarla y transformarla con apoyo, paciencia y cariño.

Mantenga la calma usted: antes de hablar con su hijo, tómese unos minutos para calmarse. Esto le ayudará a responder de manera más efectiva.

Valide y escuche: escuche activamente a su hijo y valide sus sentimientos sin juzgarlos. Hágale saber que entiende por qué está enojado o estresado.

Use el contacto físico: un abrazo, o simplemente estar cerca, puede hacer que los niños se sientan seguros y amados.

Ofrezca un "tiempo fuera" para calmarse: si es necesario, pídale que tome un descanso para calmarse antes de hablar, como unos minutos en su habitación. Esto no debe ser un castigo, sino una oportunidad para controlar sus emociones.

 Recuerda:

- Respirar profundo juntos.

- Pausas con música o estiramientos.

- Crear un “rincón de calma” en casa.

- Practicar en momentos tranquilos.

- La calma de los padres se contagia.










No hay comentarios:

Publicar un comentario